Desde que conocí a La joven compañía en 2014 (cuando trajeron al Teatre Lliure su Invasión de Guillem Clua) caí rendida ante un proyecto admirable cargado de talento y oficio. Empecé a seguirlos por redes sociales y, más o menos, he estado al día de sus andanzas pero claro, hasta que inventen el teletransporte gratuito, servidora no puede ir a Madrid tanto como le gustaría, así que no había podido volver a disfrutar de ver uno de sus montajes. Por suerte, Jaume Antich decidió traerlos a Atrium Viladecans y promete hacerlo, al menos, una vez al año (gràcies, Jaume!). Así, gracias a Jaume y a su buen gusto, el domingo pasado, mientras media Cataluña asistía a un emocionante momento político, yo estaba en una platea disfrutando de un Fuente Ovejuna que, más que a clásico, sonaba a rabiosa actualidad.

Ya lo he contado en este blog, pero vale la pena volver a hacerlo. La joven compañía es un proyecto pensado para acercar el teatro a los adolescentes y al mismo tiempo servir de plataforma a nuevos talentos. Toda la compañía está constituida por jóvenes formados en artes escénicas de entre 18 y 25 años (actores, directores, técnicos, responsables de comunicación y todo cuanto se os ocurra) tutorizados por profesionales consagrados del medio. Tienen su centro de operaciones en el teatro Conde Duque de Madrid en el que, durante toda la temporada, hacen sesiones de mañana para institutos y sesiones vespertinas para público en general. Representan textos contemporáneos escritos ad hoc por dramaturgos nacionales (Guillem Clua y Jordi Casanovas, entre otros, han escrito para ellos) pero también se atreven con textos clásicos con un enfoque siempre moderno y pensado para el público más joven. Y ojo que, en contra de lo que muchos pensarían, aquí el “para jóvenes” no significa “light” ni “descafeinado”, al contrario. La joven compañía es eso, joven, y saben mejor que nadie que lo que los jóvenes quieren (en el teatro y en cualquier parte) es que les den caña, que los provoquen y que los lleven al límite. Y de eso va la cosa.

Su Fuente Ovejuna dura apenas 70 minutos pero no da ni uno solo de tregua. Destaca una escenografía sencilla en apariencia, pero cargada de simbolismo obra de Silvia de Marta. Muebles fríos de metal. Una tarima que habitan los poderosos. Una cámara cenital que “vigila” al pueblo desde las alturas. La arena, tan castellana, que todo lo cubre. Y el agua como símbolo de violencia. En este escenario disfrutaremos de un relato  que, aunque escrito en el siglo XVII sigue siendo de rabiosa actualidad: gobiernos corruptos que maltratan a sus súbditos, violencia contra la mujer, revolución, desobediencia… Todo esto está en Fuente Ovejuna y brilla aún más en la adaptación de Juan Mayorga, que sabe cómo recortar el texto para ir al grano con un ritmo trepidante.

Diez actores, todo un lujo en los tiempos que corren, nos sumergen en este drama histórico con energía y pasión desbordantes. Daba gusto escucharles decir el verso, algo nada fácil, y daba gusto ver la frescura de sus interpretaciones, cargadas de valentía y, sobre todo, mucha verdad. Destacan inevitablemente Katia Borlado en su papel de Pascuala, la heroína fuerte y rebelde de la historia, y Víctor de la Fuente, a quien ya conocía de Invasión, uno de esos actores con carisma a quienes no puedes dejar de mirar.

Fuente Ovejuna me hizo pensar que España ha cambiado bien poco desde el Siglo de Oro y me pregunté qué pensarían de ella los 800 escolares que la verían al día siguiente en aquella misma sala. No pude evitar envidiar un poco su suerte, cuando yo era joven mi colegio jamás me llevó al teatro a ver algo así.

Bien pensado, quizá sí que, poco a poco, algo está cambiando.

Fuente Ovejuna

La joven compañía. Autor: Lope de Vega. Versión: Juan Mayorga. Dirección: José Luis Arellano García. Reparto: Katia Borlado, Alejandro Chaparro, Víctor de la Fuente, Jota Haya, Samy Khalil, Jesús Lavi, Álvaro Quintana, María Romero, Alejandro Villazán y Carolina Yuste. Dirección artística: David R. Peralto. Escenografía y vestuario: Silvia de Marta. Iluminación: Juanjo Llorens (AAI). Entrenamiento físico y ayudantía de dirección: Andoni Larrabeiti. Fotografía de escena: Javier Naval. Dirección de producción: Olga Reguilón. Dirección técnica: David Elcano. Vídeo promocional: Juanma Carrillo. Ayudantía de vídeo: Alberto Díaz-Guerra, Gabriel Piñero, Jacob Pirogovski y Elvira Ruiz.  Comunicación: José Luis Collado, Samuel García y Pedro Sánchez. Márketing y desarrollo: Pedro Sánchez. Ayudantía de producción: María Calderón, Nuria Chacón, Víctor Hernández y Dani Villar. Ayudantía de dirección: Alberto Sabina. Ayudantía de música: Alberto Granados. Regiduría: Víctor Hernández. Material didáctico: Juan Pablo Heras. Ayudantía de escenografía y vestuario: Sergio Arias, Sandra de la Fuente y Emma Pascual. Realización escenografía: Juan Carlos Rodríguez. Ayudantes de realización escenografía: Marcia Canales y Juan Pablo Ruiz. Sastrería: Conchi Marro.

Sala: Atrium Viladecans. Fecha: 10/01/2016. Fotografía: (c) Javier Naval.