Grinder. El musical

Empezaremos por lo obvio. Grinder. El musical es un espectáculo descarado, orgulloso de sí mismo, petardo, gamberro, provocador y no apto para todos los públicos. Y no me refiero, obviamente, a los menores de 18 años (que ya se indica en la puerta), sino a aquellas personas a quienes les incomode que se hable y se muestre sexo de forma explícita.

Grinder no engaña a nadie, aquí hemos venido a hablar del mundo de las citas rápidas entre gays y eso, a la práctica, significa hablar mucho de sexo. Supongo que, del mismo modo que las comedias románticas de Julia Roberts no son un ejemplo realista del mundo amoroso heterosexual, Grinder tampoco será un retrato milimétrico de lo que significa ligar en el mundo gay, pero sí que, como las comedias románticas, juega con arquetipos archirreconocibles (las carcajadas del público en muchos momentos daban fe de ello), y sus personajes, por supuesto, son extremos pero cumplen su función: celebrar la variedad de formas de vivir y entender la homosexualidad.

Con un ritmo excelente y una puesta en escena ágil y menos sencilla de lo que aparenta, Grinder encadena con habilidad escenas cómicas y canciones pegadizas. Siempre bajo la severa batuta de Miss Grinder, los personajes entran y salen de escena y nos regalan momentos francamente inolvidables (creo que nunca, jamas, olvidaré el baile del twerking). Además, Miss Grinder funciona como maestra de ceremonias, hablando e interpelando constantemente al público, provocando y rompiendo de raíz la cuarta pared. Esto hace que el musical transite siempre en la delgada línea que separa al teatro del cabaret y que el público (entregadísimo) entre en el juego y participe.

Con unas buenas interpretaciones, una escenografía bien trabajada que guarda unas cuantas sorpresas y una entrega total por parte de todo el equipo, Grinder tiene todos los números para convertirse en un pequeño fenómeno, como mínimo, dentro de la comunidad gay. Un espectáculo sin complejos que no dejará a nadie indiferente (ni lo pretende).

Y para acabar, y porque las circunstancias así lo dictan, solo una frase sobre la matanza ocurrida ayer Orlando:

 

Dont Pray, Think

 

Grinder. El musical

Autores: Davo Marín y Serena Altair. Dirección: Davo Marín. Ayudante de dirección: Joana Castellano. Reparto: Óscar Domínguez, Alberto Espinosa, Irene Hernández, Àlex Marteen, David Teixidó y Joan Vall. Escenografía: Víctor Peralta. Audiovisuales: Arnau Gallén. Vestuario: Víctor Peralta. Coreografía: Carme Milán. Música: Àlex Marteen. Producción musical: Pere Jurado. Diseño gráfico: Andy Campoy. Fotografía: Nacho Juárez. Video: Marta Polo.

Sala: Eixample Teatre. Fecha: 09/06/2016.

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