Ocaña, Reina de las Ramblas

He tenido que recurrir al calendario para saber cuándo fui por última vez al teatro antes de que empezara el confinamiento. Fue el jueves 12 de marzo. Todavía no hace un mes y, en cambio, lo siento tan lejano que me parece que han pasado años. Recuerdo que a la salida, en el hall del Escenari Brossa, me encontré con Marc Rosich, director y dramaturgo de la pieza, y, después de charlar un rato, nos despedimos golpeando codo con codo, para evitar darnos un beso. Lo hicimos medio en broma, con cierto descreimiento de que algo grave de verdad fuera a pasar. Ay, amigas, la fase de negación. Quién iba a imaginar todo lo que ha venido.

Así que me vais a perdonar si esta crítica no es del todo precisa en los qués y los cómos. De Ocaña tengo un recuerdo brumoso, como de esas noches en las que el alcohol te permite guardar la sensación, pero no la secuencia de los hechos. Y la sensación fue muy buena, a pesar de que la platea ya se sentía extraña (medio vacía y con huecos entre los espectadores, para respetar el distanciamiento social, palabra que aún, por supuesto, no habíamos aprendido a decir con soltura).

El sevillano Ocaña fue una de esas personas esencialmente libres que se pone el mundo por montera y vive su vida como le da la gana, sin pedir perdón ni pedir permiso. Joan Vázquez presta su cuerpo y su voz a este personaje inclasificable, icono del colectivo LGBTIQ+ en una época tan complicada como el franquismo y la Transición. Le acompaña la guitarra en directo de Marc Sambola y, entre los dos, poco más necesitan (algo de vestuario y algunos vídeos y proyecciones) para narrarnos la increíble biografía este artista que hizo de su vida su mejor lienzo.

El montaje alterna texto con coplas y, en ambos casos, Vázquez sabe cómo ganarse al público. Su precisión técnica en lo musical es impecable, su desparpajo en la narración, también.

No es fácil resumir en una hora una biografía tan rica ni una vida tan extravagante, tampoco lo es mantener el tono sin caer en el sentimentalismo o el elogio vacío, pero Rosich supera con nota el reto y firma un montaje con buen ritmo, cargado de información y anécdotas, pero que no abruma, sino que nos deja con ganas de conocer aún más al protagonista.

Ocaña, reina de las Ramblas, ya se había visto en la iniciativa Terrats en cultura y muy brevemente (apenas 3 días) en la Sala Beckett, así que su paso por el Escenari Brossa iba a ser su primera oportunidad de hacer temporada en Barcelona. Esperemos que cuando puedan volver a abrir los teatros podamos reencontrarnos con esta pieza.

Ocaña, reina de Las Ramblas
Direcció d’escena i dramatúrgia: Marc Rosich. Direcció musical, arranjaments musicals i composició: Marc Sambola. Actor cantant: Joan Vázquez. Guitarra: Marc Sambola. Vestuari: Joana Martí. Il·luminació: Sylvia Kuchinow. Caracterització: Txus González. Moviment: Roberto G. Alonso. Fotografia: Isaías Fanlo i Joan Gastó. Comunicació: Neus Purtí. Producció executiva: Raül Perales. Direcció OBNC (Òpera de Butxaca i Nova Creació): Dietrich Grosse. Distribució i producció en gira: Magrana. Una producció d’OBNC (Òpera de Butxaca i Nova Creació). Amb el suport del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, l’Institut de Cultura de Barcelona, i l’INAEM. Amb la col·laboració de Mondigromax i la SGAE.
Sala: Escenari Joan Brossa. Sala Joan Brossa. Data: 12/03/2020.

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