Una pequeña habitación de hotel, una pareja que acaba de hacer el amor (de follar, me corregiría ella) y un ambiente enrarecido por un silencio denso. Ese es el punto de partida de Si planeas vengarte cava dos tumbas, uno de esos textos que explora algunos rincones oscuros de la psique humana.
Dos personajes con un punto sórdido se observan con precaución y callan más de lo que dicen. El montaje funciona, engancha y fascina por la posibilidad de ver en acción a dos intérpretes de la talla de Dani Arrebola y Annabel Castan. El despliegue de matices, profundidad y contención de sus miradas, sus silencios, sus roces o su voz nos sumergen en esta historia oscura y decadente que se despliega poco a poco hasta atraparnos.
La disposición del Àtic 22, que aprovecha su sala más pequeña, la que está situada al fondo del piso, para encerrarnos en la habitación del hotel de esa pareja y sentir el mismo aislamiento que ellos juega totalmente a favor de la historia. Y la posibilidad de ver las interpretaciones de Arrebola y Castan a menos de un metro solo tiene un nombre, lujo.
Si planeas vengarte cava dos tumbas es uno de esos espectáculos pequeños que esconden una gran cantidad de talento en su interior. Totalmente recomendable.