Este 2020 ha traído consigo una serie de cosas que, no es que hasta ahora no existieran, es que la mayoría de nosotros no las usábamos de manera habitual; ya sabéis: las mascarillas, el gel hidroalcohólico, las videollamadas en grupo o el teatro grabado y en streaming. Si son cosas que han venido para quedarse u olvidaremos cuando todo esto haya pasado, ahora mismo no se puede saber (aunque, ¿alguno de vosotros sigue haciendo videollamadas en grupo con amigos a los que podéis ver físicamente?), lo que sí que está claro es que en este Grec atípico no podían faltar los espectáculos en streaming. Una galaxia de luciérnagas es uno de ellos.
Aina Tur (que muchos conoceréis por ser la responsable de programación de la Sala Beckett) firma el texto y la dirección de este monólogo que relata un episodio traumático de su propia vida, que tuvo lugar cuando ella tenía 20 años, durante una estancia en algún lugar de Centroamérica que, por motivos de seguridad, como explica el propio texto, no se llega a explicitar.
Una magnífica Anna Alarcón da vida a esa joven que ha salido de su isla natal, Menorca, para vivir una experiencia diferente, colaborando con una ONG, destilando aceites esenciales y trabajando en mitad de la naturaleza. Sentada en una silla, de la que no se puede mover, Alarcón evoca la exuberancia de la naturaleza, la brisa, los mangos que caen de los árboles y nos transporta a un entorno idílico que, pronto, se convertirá en un lugar hostil cuando unos guerrilleros asalten la furgoneta en la que viajan para robarles.
El texto avanza firme, sin sentimentalismos ni pornografía emocional, con una cierta distancia y frialdad respecto a los hechos, que se rompe con la interpretación contenida pero entregada de Alarcón, que transmite toda la incertidumbre, dudas, culpa, euforia, miedo y contradicciones que esconde este texto que funciona como catarsis personal de la propia autora. Un episodio vital que, por motivos obvios, ha marcado su existencia desde entonces.
En un espacio íntimo, iluminado apenas de manera indirecta y desde atrás por el siempre acertado Marc Salicrú y con un espacio sonoro evocador creado por Jaume Manresa, Una galaxia de luciérnagas nos transporta a un relato duro que nos plantea preguntas incómodas sobre las diferencias entre nacer aquí o allí, entre tener la posibilidad o no de huir de la violencia estructural en la que viven millones de personas en otras latitudes. Un monólogo interesante y genialmente interpretado que seguramente se estrenará en el futuro en formato presencial. Eso esperamos.