Vania

La primera vez que Rigola me encerró en una caja de madera fue para ver Who is me? Pasolini, una obra que me fascinó desde el minuto uno. Reconozco que tenia muchas dudas al respecto de que el artefacto escénico, el truco, volviera a funcionar con una caja algo más grande y con más intérpretes en escena, pero, nuevamente, mis dudas se disiparon en el minuto uno.

Dentro de la caja no hay escenografía. Aparte de un bonsái, algunos post-its, un rotulador y un globo, los intérpretes solo tienen la palabra y la emoción para trabajar. Ni utilería ni vestuario ni trucos de luz. Tampoco apenas salidas, los cuatro intérpretes están en escena el noventa por ciento del tiempo. Y lo maravilloso, lo mágico, es que ni siquiera se diría que están actuando (aunque, en realidad, se trate de todo lo contrario). Los intérpretes se llaman por sus nombres de pila y transitan intensamente cada palabra, cada matiz, cada giro, cada cambio. Su presencia es extraordinaria, también su implicación. 

Rigola ha reducido el texto de Chéjov a sus mimbres, a las emociones más básicas que constituyen la base y el hilo argumental de la historia. Las escenas se suceden con fluidez y los hechos avanzan al ritmo preciso de las emociones de los intérpretes, todo en un ambiente casi hipnótico en el que se suspende el tiempo y los hechos de afuera. Destaca el impresionante trabajo de Irene Escolar y de Gonzalo Cunill, aunque es obvio que, en este caso, todo es una cuestión de química y equipo.

La tristeza, la desesperación y el desamparo que transmiten los personajes de este Vania es casi insoportable. La belleza de la palabra dicha en ese espacio casi claustrofóbico, también. Un auténtico regalo y una interesante relectura formal de un clásico.

 

Vania

Autoría: Antón P. Chéjov. Dirección y adaptación: Àlex Rigola. Adjunta a la dramaturgia: Lola Blasco. Interpretación: Luis Bermejo, Gonzalo Cunill, Irene Escolar i Ariadna Gil. Composición musical: Gonzalo Cunill (letra y música de la canción “Penando”). Escenografía: Max Glaenzel. Ayudantía de dirección: Alba Pujol. Asistencia de dirección: Lucía Díaz-Tejeiro. Producción: Jordi Puig, Kai. Distribución: Focus. Una producción de Heartbreak Hotel y Titus Andrònic SL. Coproducido por el Festival Grec de Barcelona 2018, Teatros del Canal y Festival Temporada Alta. Heartbreak Hotel cuenta con el apoyo del Institut Català de les Empreses Culturals (ICEC), de la Generalitat de Catalunya.

Sala: Sala Muntaner. Fecha: 27/07/2018.

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