Después de dejarnos a todos fascinados con su anterior espectáculo, Most of all you’ve got to hide it from the chicks, Carla Rovira se había dejado el listón muy alto de cara a su segundo montaje en solitario, Matria (entre uno y otro también ha formado parte del equipo creativo de Aüc).
Sin embargo, Rovira también ha tenido la osadía de alejarse al máximo de su primer y aclamado montaje para sumergirse en las complejas aguas de la memoria, no solo la histórica, sino la personal y familiar, y parir (creo que nunca mejor dicho) un montaje radicalmente femenino, que bucea en los silencios de los relatos de su propia familia para intentar alcanzar dos objetivos tan distintos como complementarios: uno, entenderse a sí misma como mujer, creadora y miembro de su familia, y dos, entender los mecanismos que articulan el relato familiar y colectivo de la Historia con mayúsculas, los mecanismos de la narración personal y colectiva que escriben el relato que pasa de madres a hijas y que, en última instancia, nos explica quienes somos.
Ya se ve, pues, que este espectáculo es tan circular como el espacio en el que tiene lugar, un escenario redondo con un centro que acoge la acción, como profundamente autoreferente. Sin embargo, Carla Rovira no da puntada sin hilo y eso lo vemos desde el mismo principio, cuando descubrimos que será un hombre (Marc Naya, que firma una interpretación memorable) quien dará vida a Carla (porque siempre son los hombres los protagonistas).
Matria nace del deseo de hallar los restos mortales del tío abuelo de Carla, asesinado por rojo durante la Guerra Civil. Durante su investigación, la artista fijará su mirada en las mujeres de su familia en busca de información que le ayude a comprender el trauma que se esconde bajo una superficie de silencio (tan habitual en las familias de nuestro país). Como público, asistiremos a esta búsqueda hasta conocer a Ángela Pitarch (madre de Carla y debutante en el mundo de la interpretación) que también participa en el montaje.
El único pero que se puede achacar a Matria es cierta insistencia en aferrarse a elementos personales que, a pesar de resultar curiosos o interesantes para el relato más íntimo y familiar, nos desvían del relato universal que construye el espectáculo. Sin embargo, el conjunto no solo funciona, sino que la progresión dramática, que culmina con un monólogo final tan sencillo como desgarrador, consigue emocionar. Lo que vemos en escena no es teatro documental, ni verbatim, ni performance, ni tampoco autoparodia, pero tiene un poco de cada uno de estos ingredientes. Sospecho que es lo que sucede cuando una artista está creando un lenguaje propio, que nos quedamos sin etiquetas para definirlo.
Matria nos recuerda una vez más que lo personal es político, y nos insta a fijar la mirada en las zonas menos iluminadas de nuestra historia y nuestra memoria, esas zonas habitadas a menudo por mujeres cuyo silencio conserva dignidades. Un montaje tan único como su autora, que confirma a Carla Rovira como una de las creadoras más potentes del panorama.
[Matria podrá verse de nuevo en el Temporada Alta, pero creo que está a punto de agotar todas las entradas, no en vano, ha sido uno de los espectáculos más comentados y recomendados de Fira Tàrrega.]
Matria
Dirección y dramaturgia: Carla Rovira Pitarch. Intérpretes: Marc Naya Diaz, Angela Pitarch Isart y Carla Rovira Pitarch. Ayudante de dirección: Ramon Bonvehí Rosich. Escenografía y vestuario: Mariona Signes Gonzalez. Iluminación: Roger Arjona Loscos. Realización audiovisual: Erol Ileri Llordella. Producción: Laura Blanch Bigas. Espectáculo incluido en el programa Suport a la Creació de FiraTàrrega 2017. Coproducción con Temporada Alta.
Sala: Cal Trepat. Fecha: 07/09/2017. Fotografía: © Martí E. Berenguer.