Montenegro (Comedias bárbaras)

Siempre recordaré la sensación que me provocó el primer texto que leí de Valle-Inclán. Era la primera página de Luces de bohemia y estaba en una clase de traducción castellano-inglés en la universidad. Que nadie se eche las manos a la cabeza. Si no había leído antes a un autor tan importante no es porque tuviera una mala profesora de literatura en BUP, sino porque estudié ciencias puras. Cosas que pasan. El caso es que ahí estaba yo, con el encargo de traducir aquellas palabras al inglés. La tarea me llevó muchísimas más horas que cualquier otro trabajo de aquel semestre y, si algo me quedó muy claro, es que Valle-Inclán tenía un uso tan propio y tan maravilloso del lenguaje que mi traducción jamás le haría justicia. Eso sí, aprendí muchísimo. No es de extrañar pues que, desde entonces, si puedo ir a ver un texto de Valle-Inclán, vaya corriendo a comprar entradas. Si la cosa viene, además, firmada por el Centro Dramático Nacional habría sido un error perdérselo.

Este Montenegro agrupa las tres Comedias bárbaras del autor gallego y las monta de una forma ciertamente moderna, arrancando con la última de ellas y dando pie a un largo flashback en el que conoceremos las circunstancias que han llevado al patriarca de los Montenegro (excepcionalmente interpretado por Ramón Barea) a echarse a la mar en una noche de tormenta para asistir al entierro de su esposa.

En primer lugar, hay que alabar el magnífico trabajo de Ernesto Caballero en la adaptación y dirección de un texto tan complicado. Si bien es cierto que, al menos a en mi opinión, la segunda parte se alargó en exceso, la adaptación del texto en su conjunto resulta equilibrada y agradable. Este tipo de adaptaciones resultan siempre peligrosas ya que pueden acabar con el ritmo del texto original o desdibujarlo en exceso, sin embargo, este no es el caso. El texto fluye, el ritmo es el correcto y las escenas se suceden con claridad durante las más de dos horas que dura el espectáculo. Además, la puesta en escena es impecable, desde las luces y el vestuario hasta las transiciones, el uso de las gasas o el movimiento de los actores, todo en Montenegro confluye para regalarnos un montaje la mayor calidad.

En segundo lugar, tenemos un reparto extenso (como solo las compañías públicas pueden permitirse) y perfectamente engrasado. Tanto los actores que interpretan varios papeles secundarios como los protagonistas destacan por su buena preparación física y su fuerza interpretativa. Lástima que, a pesar de trabajar con micros, la deficiente acústica de la sala grande del Nacional volviera, una vez más, a dificultar la audición de algunos pasajes concretos de texto. Un problema recurrente y no achacable ni a actores ni a técnicos.

Montenegro es todo lo que tenemos que pedir a un montaje del Centro Dramático Nacional: espectacularidad, profesionalidad, interpretaciones y dirección impecables y una buena reinterpretación de los clásicos. Ojalá este tipo de montajes nos visitasen más a menudo.

Montenegro (Comedias bárbaras) – Autor: Ramón María del Valle-Inclán. Director y adaptador:  Ernesto Caballero. Reparto: Fran Antón, Ramón Barea, Ester Bellver, Javier Carramiñana, Francesco Carril, Bruno Ciordia, Paco Déniz, Silvia Espigado, Marta Gómez, Jorge Kent, Carmen León, Toni Márquez, Mona Martínez, Rebeca Matellán, Paco Ochoa, José Luis Sendarrubias, Juan Carlos Talavera, Janfri Topera, Alfonso Torregrosa, Yolanda Ulloa y Pepa Zaragoza. Sala: Teatre Nacional de Catalunya. Data: 22/10/14. Fotografía: (c) Valentín Álvarez.

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